En una sociedad que busca ser mucho más inclusiva, es imprescindible erradicar prejuicios acerca de que la sexualidad de la pareja, cuando esta pertenece al paraguas LGBT+, pone en duda la propia (hetero)sexualidad.
Para iniciar, es importante mencionar que la orientación sexual se basa en la atracción física, emocional o romántica hacia personas de un género. Por su parte, la heterosexualidad se define como la atracción (física, emocional o romántica) hacia el género opuesto.
El punto de la controversial idea de que tener pareja trans disminuye la heterosexualidad tiene que ver con que no distinguimos que la transexualidad es una identidad de género, mediante la cual una persona se identifica con el género opuesto al que se le asignó al nacer, y con el hecho de no aceptar que una mujer trans es mujer, y un hombre trans es hombre.
Considerar las relaciones con personas transexuales como amenazas a la heterosexualidad carece de lógica y parte de discursos transfóbicos.
El amor y la atracción van más allá del género y la identidad de género. Por tanto, aceptar y amar a una persona transexual no debería impactar en la propia identidad sexual.